En la mayoría de los casos cuando ocurren desviaciones presupuestarias tendemos a buscar un culpable. Los comerciales siempre hinchan sus previsiones, los de compras siempre juegan con colchones, los de producción no se enteran de nada son frases habituales que se oyen muy a menudo en las organizaciones españolas. Lo que ocurre es que en muchos casos no hay culpables, son situaciones que simplemente pasan: El mercado ha cambiado, se ha depreciado la moneda y los ingresos son menores de lo esperado, hay una estacionalidad en las ventas…, en fin, situaciones no controlables por los responsables de las unidades de negocio. Pero buscar al culpable no solo no aporta soluciones a un problema no controlable sino que además también consume muchos recursos en tiempo y dinero que impiden buscar soluciones alternativas.

Como Controller he pasado mucho tiempo comparando presupuestos de distintos trimestres buscando las desviaciones y pidiendo explicaciones por estas diferencias. Al final he entendido porque ocurren, pero apenas queda tiempo para analizar otras alternativas y preparar estrategias que permitan reenfocar la estrategia de la compañía con el objetivo de mejorar y batir las previsiones anteriores.

Probablemente esta actitud del Controller explique muy bien las respuestas de los directivos del negocio. Acuden a la reunión con multitud de carpetas para rendir cuentas y explicar de la forma más pormenorizada posible aquello de “yo no he sido”. Después de largas reuniones de trabajo se consigue entender la diferencia y se marcan nuevos objetivos, que seguramente se repasarán con la misma metodología al siguiente trimestre.

Pero lo cierto es que tenemos que entender que el mundo cambia hoy mucho más rápido que en épocas pasadas. Por ello, los factores que afectan a nuestras previsiones son mucho más variados y volátiles que antes y por este motivo el presupuesto ya no debe ser tan rígido e inamovible como era antes. El rolling forecast ha pasado de ser una moda pasajera a algo habitual en las organizaciones

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