Si contar con unos indicadores de rendimiento fiables y adecuados es un hecho de vital importancia para una empresa, en el contexto actual ha pasado a ser un factor determinante. Tanto, que se han convertido en la llave para alcanzar el éxito o para seguir sobreviviendo. De aquí la importancia de acertar en su identificación, porque no todos sirven. Especial atención merecen las denominadas métricas vanidosas, que pueden parecer apropiadas pero en realidad son engañosas, puesto que suelen ofrecer una visión más positiva de la que en verdad se está produciendo.

Cada organización, sus KPI específicos

Eric Ries, el empresario estadounidense autor del bestseller The Lean Startup, es el padre de este concepto. En su obra alerta sobre el peligro que supone caer en la trampa de utilizar indicadores vanidosos en el contexto de empresas de reciente creación (startups). En cierta medida, la volatilidad e incertidumbre presentes en el entorno al que se enfrenta una startup pueden parecerse a las que atraviesan en la actualidad la mayor parte de las compañías con independencia de su grado de madurez. De aquí que el hecho de identificar los indicadores clave o KPI (Key Performance Indicator) adaptados a las necesidades de cada organización no sea una cuestión baladí.

Eliminar tareas que no aportan valor

Es el momento de reflexionar a este respecto. En especial, para entender que no todos los indicadores clave, usados de manera tradicional, aportan la información que hoy requiere un determinado negocio para seguir generando valor de manera sostenida en el tiempo.

Dado que todas las organizaciones cuentan con una serie limitada de recursos, si el objetivo pasa por generar valor de manera sostenida en el tiempo, solo cabe una opción: destinar la mayor parte posible de recursos a las actividades que añaden más valor. Desde esta perspectiva, todo esfuerzo que no suponga un valor añadido hay que considerarlo un despilfarro y, por tanto, debe eliminarse del conjunto de actividades o tareas llevadas a cabo por la organización.

CMI, herramienta poderosa

Al margen de las propuestas planteadas por Eric Ries en su libro para evitar caer en la trampa de los indicadores vanidosos, el Controller cuenta con una herramienta muy poderosa que persigue un propósito que se asemeja bastante. Esa herramienta es el Cuadro de Mando Integral (CMI) desarrollado por Robert Kaplan y David Norton.

Características y ventajas del CMI

Las siguientes son, entre otras, algunas de las principales singularidades y de los beneficios que aporta su utilización.

1.- Mejora del rendimiento:

La continua retroalimentación que proporciona el CMI facilita la toma de decisiones correctoras que ayudan, a su vez, a alcanzar los rendimientos previamente marcados.

Las revisiones del CMI suelen hacerse de manera regular y son más completas al estar estructuradas a partir de los indicadores clave recogidos en la herramienta.

2.- Visión holística de la organización:

Además de enfocarse en la perspectiva financiera, esta herramienta incorpora otras perspectivas de carácter intangible como las relaciones con los clientes, los procesos internos y el aprendizaje y crecimiento del personal.

El CMI va más allá de la visión tradicional que basaba el desempeño de una organización en métricas de carácter puramente financiero. Dado que la mayor parte de los datos financieros que se analizan explican hechos del pasado y tangibles, en un entorno tan cambiante como el actual y donde el peso de los activos intangibles ha crecido tanto, las perspectivas de carácter no tangible aportan información muy valiosa que brinda una visión mucho más completa del desempeño de una compañía dentro de su sector.

3.- Facilita la implementación exitosa de la estrategia:

Canaliza la estrategia en objetivos concretos, lo que permite poner el foco en los indicadores que se desvían del objetivo fijado de antemano.

A su vez, aporta información clave sobre las actividades que añaden más valor, dejando en manos del equipo directivo la decisión de continuar o no con otras tareas que pudieran resultar innecesarias, redundantes o superfluas.

4. Aporta transparencia y sirve de guía para el conjunto de la organización:

Transmite de manera clara y gráfica cuál es la visión de la compañía y cuál es su estrategia para alcanzarla. Asimismo, resalta cuáles son las relaciones causa-efecto entre los diferentes objetivos estratégicos.

Traduce las operaciones de una organización a un formato visual relacionándolo también con los objetivos estratégicos previamente definidos.

Medir y aprender, la clave

Si queremos que nuestro negocio triunfe, la única manera de hacerlo en los tiempos que corren es a través del ciclo de retroalimentación crear – medir – aprender, según Eric Ries. Es en este ciclo de retroalimentación, en especial a la hora de medir y de aprender, donde el CMI podría ser de vital ayuda por sus propias características y las ventajas que aporta.

Así, el desarrollo e implementación del CMI, la detección e inclusión de los indicadores clave y el seguimiento para toma de medidas correctoras que faciliten el aprendizaje organizativo son tareas clave del Controller. Por supuesto, este planteamiento nunca llegará a buen puerto sin el compromiso y el apoyo incondicional del equipo directivo.

Daniel Fernández González, CCA Certificate®