Desde que obtuve con gran ilusión la certificación CCA® ronda por mi cabeza una pregunta de forma recurrente: cuál es el sentido del Controller en la realidad de la empresa española actual. Para aclarar la expresión “realidad de la empresa española” comparto una serie de datos obtenidos de la publicación Retrato de la PYME, que realiza la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa (DIRCE).

 

En este primer cuadro se aprecia que la composición del tejido empresarial español está formado por más de 3.000.000 de empresas. Si de este cálculo extrapolamos a los nunca bien tratados autónomos sin personal a cargo, obtenemos el siguiente resultado:

Es decir, el 90,30% de las empresas de este país, excluyendo los autónomos sin asalariados a su cargo, se consideran pequeñas o micro empresas.

A esta cifra hay que añadir otra serie de datos referidos a la facturación de las empresas.

Si trasladamos este gráfico a una tabla obtenemos los siguientes resultados:

Uniendo la información de ambas tablas, extraemos una serie de conclusiones preliminares:

  • Las empresas que se consideran sin asalariados y las microempresas son las que componen en su mayoría el rango de menos de 2.000.000 de facturación anual.
  • Las empresas que facturan más de 50.000.000 anuales están incluidas en las denominadas grandes empresas.
  • Parte de las grandes empresas y medianas se encuentran en el rango de 10.000.000 a 50.000.000.
  • El resto de medianas y pequeñas se podrían englobar en una facturación de 2.000.000 a 10.000.000 de euros.

Partiendo de estas premisas se puede concluir, sin ambages, que gran parte de nuestro tejido empresarial está formado por empresas de menos de 50 trabajadores que facturan en un rango de cero a 10.000.000 de euros.

Efectos en el Controller

¿Qué relación tiene esta exposición con la profesión de Controller? Es probable que coincidamos en que el Controller es una figura absolutamente necesaria en la empresa actual y que estemos de acuerdo en qué es, qué hace y para qué sirve esta figura dentro de la organización empresarial. Del mismo modo, escuchamos con frecuencia que es una profesión de futuro y que va a ir a más en los próximos años. Pero si unimos estos hechos a la realidad de la empresa española que muestra que el 98% cuenta con menos de 50 trabajadores y una facturación anual inferior a los 10.000.000 de euros, cómo encaja la figura del Controller en este esquema.

Respondo a la interrogante de partida con otra pregunta, y lo hago porque considero que una de las características del Controller es no dar nunca nada por supuesto y cuestionarse siempre la finalidad y la motivación.

Compatibilidad con la empresa tradicional

Desde mi punto de vista, la formación del Controller debe ir encaminada a adaptarse a este tipo de empresas, que son las que van a necesitar implantar esta función en su estructura, así como a hacer esta figura compatible con el pensamiento y tradición empresarial.

Asesor de dirección

Hagamos otra suposición. Toda empresa de pequeño o mediano tamaño tiene una persona o personas responsables del área económica, un departamento que suele englobar tareas adicionales como son los recursos humanos, la prevención de riesgos y las compras, al margen de las actividades más propias del puesto tales como la contabilidad, fiscalidad, cobros y pagos. Esta figura “polifacética” o “esquizofrénica” se puede definir con poco margen de error como Asesor Directo de Dirección/Propiedad. Dado que la mayoría de las empresas del tamaño que se ha descrito se pueden englobar en el epígrafe de empresas familiares, se introduce una nueva variable a tener en cuenta a la hora de definir el perfil del Controller necesario para trabajar en ellas.

Labor a desarrollar

Según ENAE Business School, escuela de negocios perteneciente a la Fundación Universidad de la Región de Murcia, “la labor de los Controllers de gestión dentro de las compañías actuales se centra principalmente en el diseño de los sistemas de información y de planificación y gestión. Además, tienen el deber de mantener una comunicación fluida con la dirección en virtud de escoger las vías más apropiadas para la consecución de los objetivos empresariales y, por supuesto, evitar los posibles escollos que pudieran surgir. Dentro de sus funciones entrarían también las actividades relativas al control presupuestario de la organización y la toma de decisiones en materias estratégicas y de inversión”.

Crear una figura híbrida

Teniendo en cuenta toda esta información, para que el Controller encaje en el tejido empresarial español es necesario crear una figura híbrida capaz de actuar como financiero-Controller-consejero y que pueda ser asumida como positiva dentro de todas las empresas.

Supervisor de negocio

Para ello, hay que mentalizar a las asociaciones de empresarios o entes similares de la necesidad formativa en el área de Controller. Una formación que han de realizar las personas que cumplan el requisito de conocimiento del negocio necesario para este papel. O bien, hacer entender que un Controller dentro de la organización tendría un papel importante y complementario que hace que este “coste adicional” sea tomado como una inversión. Separemos la figura del “chico para todo” de la del supervisor de negocio que aporta un valor añadido y que es una persona clave en la toma de decisiones.