De generador de informes a socio estratégico. Este es el cambio más relevante en la función del Controller que ha traído el entorno empresarial cada vez más complejo, dinámico y competitivo en el que se mueven las organizaciones, donde la planificación estratégica se ha convertido en un elemento esencial para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento. Hoy más que nunca, el éxito de una estrategia no depende solo de quién la diseña, sino de quién la convierte en resultados. Y este es el nuevo rol del Controller.

En el nuevo escenario, su papel ya no se limita al análisis de datos históricos y supervisión de resultados, sino que se ha convertido en un aliado clave para la alta dirección en la definición, implementación y seguimiento de la estrategia empresarial. Así, los Controllers emergen como socios estratégicos de la alta dirección aportando soluciones. Más que gestionar la empresa a través de los números, ahora se trata de gestionarla potenciando todo el valor que aporta la estadística.

Controller, brújula del CEO

La figura del Controller ha trascendido su rol técnico y ha asumido responsabilidades que van mucho más allá del control operativo. Su visión transversal del negocio, su capacidad analítica y su cercanía con los datos convierten al Controller en un socio de negocio. Su labor consiste en ayudar a traducir la misión y visión de la empresa en objetivos concretos, medibles y alcanzables y en proveer información de valor que sirva para la toma de decisiones estratégicas.

Su evolución hacia esta función más analítica, colaborativa y orientada a resultados hace que el desempeño de este profesional ya no se limite a medir lo que ha pasado. Ahora, necesita pensar de manera estratégica, anticiparse, proponer alternativas, soluciones, conectar las acciones con los objetivos y garantizar que la estrategia se convierta en realidad. Como recoge la publicación del Reino Unido CFO Capital en su artículo The evolving role of Financial Controllers in 2025, “la capacidad de adaptación y aprendizaje se está convirtiendo en una característica esencial para los Controllers“.

KPI para convertir la visión en acción

Una de las principales contribuciones del controlling a la planificación estratégica es el diseño y seguimiento de indicadores clave de rendimiento (KPI) que permitan medir la eficacia de la estrategia implementada. Estos KPI deben estar alineados con los objetivos estratégicos definidos en el plan estratégico de la empresa y reflejar tanto los resultados esperados como el camino para alcanzarlos.

Es una forma de traducir la estrategia en métricas claras, medibles y ejecutables para guiar a la organización hacia el cumplimiento de su visión y misión. Al tiempo, facilitan la evaluación del grado de cumplimiento de los objetivos estratégicos e identificar desviaciones y activar mecanismos correctivos.

Por tanto, el Controller tiene la responsabilidad de garantizar que estos indicadores no sean meras métricas, sino verdaderos instrumentos de gestión estratégica. Deben reflejar la realidad del negocio y servir como herramientas de gestión y mejora, no solo de evaluación. Para ello, el área de controlling debe trabajar de forma coordinada con el resto de departamentos de la empresa, entender sus procesos y objetivos, trasladar la visión de la compañía y asegurar que los KPI seleccionados reflejan lo que la empresa necesita: supervisar para avanzar hacia su visión de futuro.

Seguimiento para garantizar el rumbo

Pero su papel no acaba aquí. Tras definir los objetivos estratégicos y sus correspondientes indicadores, el control de gestión cumple un rol esencial en el seguimiento continuo del desempeño organizativo. A través de cuadros de mando, informes periódicos y análisis ad hoc, el Controller ofrece a la dirección una visión clara y actualizada de la evolución del negocio.

Este seguimiento constante es crucial para evaluar si se están cumpliendo los objetivos estratégicos, así como para detectar oportunidades, amenazas o tendencias emergentes que puedan requerir un ajuste de la estrategia. De esta forma, el controlling se convierte en una herramienta dinámica que garantiza la coherencia entre la planificación y la ejecución. Además, el análisis de la evolución de los KPI permite al Controller identificar y comunicar conclusiones estratégicas clave para la toma de decisiones.

El Controller, clave en la creación de valor

Por tanto, se puede inferir que el control de gestión desempeña un papel esencial en todas las fases de la planificación estratégica: desde la definición de la estrategia, la implantación y seguimiento de los objetivos estratégicos y su traslado en cascada a las áreas funcionales hasta la evaluación de su desempeño.

Su capacidad para traducir la estrategia en indicadores concretos, para supervisar el avance del negocio y para aportar una visión objetiva y fundamentada del desempeño organizacional le otorgan un valor incalculable en el proceso de creación de valor. El Controller actual mide resultados, pero también contribuye de forma activa a alcanzarlos.

Así lo reflejan los resultados obtenidos en la 3ª Radiografía del Controller en la Empresa Española elaborada por GCCI (2023). El estudio reafirma el posicionamiento del Controller como business partner del negocio y su alta capacidad de influencia en áreas estratégicas.

Diseñar el futuro desde el presente

Del mismo modo, el diseño de KPI estratégicos y su seguimiento es fundamental para suministrar información crítica para la toma de decisiones y conseguir el cumplimiento del plan estratégico. Todo, redunda en un mayor valor para los accionistas y el resto de las partes implicadas. En consecuencia, se podría concluir que Controller ya no solo mide el pasado, desde el presente también ayuda a diseñar el futuro y garantiza que la estrategia se convierta en acción.

Elena Tolmos, docente, formadora y asesora en planificación estratégica y control de gestión. Chartered Controller Analyst CCA® Certificate