La falta de control de gestión en las empresas facilita que la mayoría de los concursos acaben en liquidación. Un dato del Anuario 2022 realizado por los registradores de España lo confirma: en el 94,50% de los concursos declarados se abre la fase de liquidación. Con la reforma de la ley concursal del año pasado se abre una oportunidad para que el Controller pueda formar parte de la estructura de los equipos expertos en reestructuraciones.

Otro hecho contrastado es que la ausencia del rol de control de gestión es una característica común en las empresas que se encuentran en situaciones especiales. Esta circunstancia conlleva que se vean abocadas a solicitar auxilio a los juzgados mercantiles cuando no hay más remedio que realizar una liquidación ordenada. Es como un efecto dominó. Al no detectar los problemas a su tiempo se originan nuevas dificultades y así sucesivamente hasta que la única solución es el cierre.

La liquidación en fase concursal se puede realizar sobre los bienes (individualizados o en lotes) o identificando unidades generadoras de efectivo. Estas unidades pueden ser divisiones de la empresa o la propia compañía en su conjunto, lo que en el ámbito concursal se conoce como unidades productivas. Las ventas de las unidades productivas permiten la continuidad de la empresa por un tercero sin asumir deudas, aunque existen excepciones.

Cuando una organización está en una clara situación de insolvencia, implica tácitamente una depreciación de sus activos por la saturación del mercado, por el estado de conservación o por la falta de generación de cash flow en las unidades productivas, entre otras razones. También supone un castigo mucho mayor para los acreedores que si se hubieran comenzado las gestiones en fases más embrionarias de la crisis empresarial.

Reforma de la ley concursal

Con la finalidad de transponer la directiva (UE) 2019/1023 del Parlamento Europeo y del Consejo, el año pasado se aprobó la ley 16/2022 de reforma del texto refundido de la ley concursal. Esta reforma es un punto de inflexión en la gestión de las insolvencias en España. Por un lado, el legislador hace lo posible por agilizar en tiempo y forma los procedimientos. No en vano, el Anuario 2022 de los registradores de España refleja que, a esa fecha, el concurso típico ordinario concluido tardó 7,9 años mientras que los abreviados se cerraron en 4,1 años.

Por otro lado, apuesta porque los concursos puedan abordarse sin necesidad de la solicitud, anticipándose a los problemas y minimizando el gran drenaje que se produce en los acreedores. En este último punto se introdujo el Libro II sobre derecho preconcursal. Aquí es donde toman especial relevancia los denominados planes de reestructuración, siendo el encargado de liderarlos el experto en reestructuración.

Impacto en la función del Controller

La ley considera planes de reestructuración los que modifican la composición del activo y del pasivo del deudor. También de sus fondos propios. En el marco de estos planes se pueden realizar ventas de activos, de unidades productivas e, incluso, de la totalidad de la empresa en funcionamiento. Pero va más allá. Un punto importante, que afecta de lleno a los Controllers, es que estos planes también contemplan los cambios operativos que sean necesarios e, incluso, la combinación de estos elementos mencionados.

Por tanto, es una función a medida en la que el Controller puede liderar o asesorar en estos procedimientos. Es importante recalcar que existen pocas figuras en el mercado laboral que tengan una visión tan amplia de las rentabilidades, de los activos objeto de desinversión o de la toma de decisiones de optimización de los gastos operacionales de las compañías.

El valor del rol del Controller en las reestructuraciones

La ley indica que la comunicación de apertura de negociaciones o la homologación de un plan de reestructuración procederán cuando el deudor se encuentre en probabilidad de insolvencia, insolvencia inminente o insolvencia actual. Define la probabilidad de insolvencia el momento en que sea objetivamente previsible que, de no alcanzarse un plan de reestructuración, el deudor no podrá cumplir de forma regular las obligaciones que venzan en los próximos dos años.

En este punto la importancia del control de gestión y la función del Controller cobran aún más valor. Cuando existe este rol en la estructura empresarial, las compañías pueden identificar antes las causas del problema, establecer una solución y ejecutarla con mayor éxito evitando un mayor castigo a los acreedores.

Hoy, la ley contempla que el nombramiento de experto en reestructuraciones sólo pueda recaer en los profesionales que cumplan los requisitos para poder ejercer como administraciones concursales.

Controllers certificados para la gestión de insolvencias

Sin embargo, el dinamismo y profesionalización de estos procesos implicará que en el medio/largo plazo las estructuras de los equipos expertos en reestructuraciones deban incorporar profesionales certificados en control de gestión. Por este motivo, sería interesante que se empezaran a introducir seminarios, jornadas y artículos que vayan atrayendo a los profesionales del control de gestión al mundo de las insolvencias.

Además, la figura del Controller no sólo es importante para las empresas del IBEX o las grandes corporaciones. En las pymes es una posición clave. O, acaso, tener ordenadas las cuentas, controlados los gastos, elaborados los presupuestos o previstas las desviaciones es menos relevante en una pequeña compañía que en una grande. ¡Al contrario! En otro artículo explicaremos los pasos a seguir para conseguir una adaptación generalizada.

Juan Luis Beltrán

Economista forense, CCA Certificate® y socio de Nuvagest Concursal