Son conocidas algunas de las cuestiones que el controller escucha repetidamente en su día a día: ¿Aprovechamos bien todo el potencial de nuestros datos?, ¿por qué seguimos elaborando este informe?, ¿quién lo usa?, empleamos el doble de tiempo en generar el reporting que, en analizarlo, necesitamos generar información más predictiva, ¿por qué seguimos imprimiendo todo el reporting en papel?

Todos estos temas se materializan cuando analizamos hacia donde se dirige el reporting en las organizaciones. Recientes estudios y encuestas a directores financieros y controllers españoles como la Radiografía digital del Control de Gestión en España, confirman varias tendencias que ya están aquí y se van consolidando rápidamente:

  • Hay una apuesta clara por la explotación del dato. En la actualidad, el 67%* de las empresas españolas ha lanzado alguna iniciativa relacionada con big data en algún área de negocio de su compañía, y estos hechos iniciales pretenden ser evolucionados a corto o medio plazo impulsando la transformación hacia una cultura empresarial basada en datos. Para ello es prioritario identificar y relacionar estos datos con los indicadores clave para el análisis y seguimiento del negocio, adaptables a modelos de análisis de sensibilidad, y soportados por estructuras sólidas de datos que permitan un análisis masivo de los mismos.
  • Se tiende hacia un reporting de valor, más innovador, que evoluciona desde un reporting descriptivo y centrado en la explicación de hechos pasados a modelos más maduros, predictivos y prescriptivos. Una vez estamos consolidando un uso normalizado de un reporting comparativo real vs presupuesto, con herramientas que permiten bajar al detalle la información histórica, ahora el foco está en la mejora de la información previsional integrada con las previsiones del negocio, y en la elaboración de simulaciones sobre variables clave. El objetivo es tener mayor capacidad para analizar y predecir los resultados a través de información de valor, anticipando acciones correctoras “inteligentes” que reduzcan las desviaciones.
  • La tercera de las best practices evidencia la puesta en marcha de un reporting optimizado con un modelo de delivery eficiente, que permita la generación de un informe racionalizado que libere tiempo para el análisis frente al esfuerzo que representa la propia generación de la información. Tras una simplificación inicial del reporting o la eliminación de informes duplicados, el siguiente paso para la optimización pasa por la centralización del proceso en estructuras de centros de servicios especializados o centros de excelencia. El 28%* de las compañías en nuestro país tiene como prioridad la optimización y eficiencia en el reporting, mediante su simplificación, racionalización, centralización en una reporting factory, o incluso externalización.
  • Por último, pero no menos importante, resulta cada vez más clave acceder a información everytime & everywhere. La inmediatez y lo digital se imponen en nuestra sociedad. Adoptar la tecnología adecuada a estas necesidades caracteriza un reporting centrado en funcionalidades self service y mobile.

Quedan atrás por tanto informes masivos que se distribuían puntualmente y solo muestran información histórica. Hay una apuesta clara por la explotación del dato, los análisis predictivos y la racionalización del reporting. Estas tendencias han llegado y van a quedarse, aprovechando las tecnologías y ventajas que ofrece un entorno cada vez más digitalizado.

Fuente: “Claves de la dirección financiera 2018”, KPMG. Estudio realizado a 142 directores financieros y controllers de empresas españolas cotizadas y no cotizadas pertenecientes a más de 20 sectores.